"Cada cultura - e incluso cada familia - demarca de manera diferente lo que corresponde al ego y lo que corresponde a la sombra.
Algunas, por ejemplo, permiten la expresión de la ira y la agresividad, mientras que la mayoría, por el contrario, no lo hacen así; unas reconocen la vulnerabilidad y las emociones intensas, y otras no; unas, consienten la ambición por el dinero, la expresión artística o el desarrollo intelectual, mientras que otras en cambio apenas si las toleran.
En cualquiera de los casos, todos los sentimientos y capacidades rechazadas por el ego y desterradas a la sombra alimentan el poder oculto de la naturaleza humana. No todos ellos, sin embargo son rasgos negativos.
Este misterioso tesoro encierra tanto facetas infantiles, apegos emocionales, y síntomas neuróticos como aptitudes y talentos que no hemos llegado a desarrollar. Así, la sombra permance conectada con las profundidades olvidadas del alma, con la vida y la vitalidad; ahí puede establecerse contacto con lo superior, lo creativo y lo universalmente humano."
Liliane Frey-Rohn
Analista jungiana